Carta 6: Nuestro viaje de eones

«Nuestro viaje de eones», es la sexta de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro budista zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com).

Carta 5: El cielo en la Tierra

«El cielo en la Tierra», es la quinta de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro budista zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com).

Paseo por el Jardín Botánico Histórico

Domingo por la mañana, domingo de Ramos. Un día agradable y soleado, fresco a primera hora. Ya de buena mañana un flujo de personas arriba y abajo, por la plaza de España y la montaña de Montjuïc, presagiaban que gozaríamos de un paseo con bastante compañía. Pero nuestro jardín es un jardín oculto, escondido, la mayoría de las personas que suben a la montaña pasan literalmente sobre él. Su lecho es una antigua cantera, en realidad dos. El jardín ocupa la más profunda y sombría, la masía y los huertos la más soleada. El paseo discurre en un descenso en espiral, que en lugar de conducirnos al infierno a través de todos los pecados, nos induce a penetrar en los misterios de la naturaleza a través de la observación y la vivencia de animales, plantas, caminos, muros, agua y aire…. Todo jardín es una invitación a la contemplación de la Naturaleza transformada en Arte. Un jardín ocupa un espacio que era otra cosa y fue humanizado con una intención estética, simbólica o científica. Algunos jardines son sobrios, sencillos, invitan a la interiorización, al recogimiento y al silencio. Otros jardines abundan en seres vivos, animados e inanimados: animales, plantas, agua, piedras…y nos inducen a la contemplación, a la reflexión y comprensión de las interacciones, las dependencias, las causas y los efectos. El Jardín Botánico Histórico de Barcelona es uno de estos jardines. En una zona muy transitada, visitada y gozada por lugareños y turistas como es la montaña de Montjuïc, uno de los pulmones verdes de la ciudad, se oculta en una de las antiguas canteras de cuyas entrañas se extrajo buena parte de la piedra que construyó Barcelona durante siglos. La profunda cicatriz consecuencia de la explotación, se cubrió, gracias a la condición impuesta por la propietaria que cedió los terrenos y la visión de botánicos y paisajistas, con una gran variedad de especies vegetales de diversas procedencias, familias y portes. Las especies, procedentes de distintos lugares de nuestra Madre Tierra, se acogen y conviven en armonía. El jardín está estructurado como una espiral descendente. Su entrada está oculta a la mirada desatenta, pero llama la atención de quien se deja guiar los pasos hacia lo invisible, lo escondido. A medida que descendemos, la sensación de entrar en un mundo ajeno al ajetreo urbano se hace más intensa, el aire se hace más húmedo, el ambiente más fresco, la luz más tenue, el silencio más presente… Las flores más coloridas nos reciben en la entrada y a medida que descendemos predomina el verde y las flores devienen más discretas. Algunas, humildes, se visten de tonos blancos o verdosos y las más vergonzosas se ocultan bajo el follaje. En la zona más profunda, desde una pequeña cascada discurre un pequeño curso de agua que se remansa en un pequeño estanque. Es el dominio de los seres de agua. Helechos y acuáticas conviven con anfibios, insectos y reflejan los majestuosos árboles que, imponentes, elevan sus troncos y copas en busca de la luz. Solidez de los árboles, frescura y claridad del agua, firmeza de las rocas…la mente se silencia y el corazón se expande. Caminando como sangha somos un mismo río movido por una misma intención, caminando en paz, observando y contemplando con profundo respeto, comprendiendo la relación profunda de todo con todo. Ascendemos de nuevo y como emergiendo de las profundidades de un lago, volvemos a la luz. Allí otro espacio nos llama e invita. Otro recorrido, también descendente pero más abierto y diáfano, nos conduce a percibir con todos los sentidos plantas de texturas, colores y aromas distintos. Bajamos hacia los huertos y nos alborozamos con las rúculas, habas, guisantes, espinacas, amapolas, romeros, melisas… ¡Somos un enjambre zumbador en movimiento! Y acabamos en una pradera soleada, sentadas en círculo, saboreando nuestra comida en compañía y silencio, pero no ajenas a la vida que bulle alrededor. Compartimos vivencias, sensaciones. Gozamos agradecidas de la experiencia, la compañía y la fraternidad. Àngela Romeu Diaz, Abril 2023

Modo de Vida – Me comprometo a…

Queridos hermanos y hermanas, Compartimos una lista de todas aquellas cosas a las que podemos comprometernos después de este tercer mes de profundización. Deseamos que resulte inspiradora para todos/as y ¡permanecemos abiertos a recibir nuevas propuestas! Después de observar el tema del Modo de Vida, me comprometo a…

Transporte y Energía – Me comprometo a…

Queridos hermanos y hermanas, Compartimos una lista de todas aquellas cosas a las que podemos comprometernos después de este segundo mes de profundización. Deseamos que resulte inspiradora para todos/as y ¡permanecemos abiertos a recibir nuevas propuestas! Después de observar el tema del Transporte y la Energía, me comprometo a…

Carta 4: Tu estabilidad, paciencia e inclusividad

«Tu estabilidad, paciencia e inclusividad», es la cuarta de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro budista zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com).

El bosque de la esperanza

Querido Thay y querida Sangha. Mi nombre es Fátima Tamayo Ayarza, nacida y habitante en la tierra de Palencia. Hace ya casi 9 años, comencé con la práctica. Las palabras y la sabiduría de Thay alumbraron mi camino, y despertaron en mí una nueva forma de ver y comprender el mundo, y sobre todo de relacionarme con nuestra querida Madre Tierra. Yo siempre me había considerado una persona que amaba la naturaleza, especialmente la montaña y los bosques. Gracias a la práctica y a las palabras de Thay, comencé a enamorarme de verdad, a sentirla, a sentirme parte, a verla como mi verdadero hogar, y a quererla como a una Madre. Siento que hubo un gran cambio en mí, pasé de consumirla y usarla, a amarla profundamente. Neuropsicóloga de profesión, este proceso también despertó en mi la comprensión profunda de la relación directa e interdependiente entre el sufrimiento humano y la desconexión con nuestra querida Gaia. En mi regreso de India, donde el dolor hacia el sufrimiento de la Tierra aún me tocó más profundo, recuerdo ir al mirador de Autilla o también conocido como mirador de Tierra de Campos a meditar y encontrarme, ya que no sabía dónde ir ni qué hacer en aquel momento de mi vida. Para describir la imagen del paisaje, son 80 km de tierras de cultivo, principalmente trigo y cereal, donde uno puede contar con los dedos de las manos el número de árboles que hay, hasta llegar a la hermosa Montaña Palentina. Nunca lo había sentido así, nunca había sentido tanto el dolor y el daño causado en estas tierras, en mi tierra. Una parte del planeta que ha sido deforestada y maltratada durante siglos. Ahí, entendí mi “misión”, mi aspiración profunda de cuidar de este rincón del mundo. Recuerdo esos años donde recorría pueblos castellanos, impartiendo cursos y talleres de neuroeducación y mindfulness en escuelas, mi corazón lloraba por las desoladoras imágenes que esas carreteras brindaban a mis ojos, el desastre natural de la agricultura industrializada, del maltrato a la Tierra, de la explotación y el abuso sin pausa, sin corazón ni conciencia. Despertó en mí el deseo profundo de hacer algo, de ser ese cambio que quería ver, de sanar mi relación con ella, agradecer sus maravillas abundantes, y compartir con otros ese sentir. Y la Vida me regaló un trocito de Tierra a quien cuidar, a quien agradecer todo lo que me da, el Jardín Despierto. Una hectárea y media que reforestar, reverdecer, regenerar, sanar. Todo un camino de interser, donde me he visto a mí reflejada, donde cada día aprendo y crezco. Un ser vivo en forma de “Jardín”. Al lado de la finca, había un bosquecito, hermoso y frondoso, una antigua vía de tren conquistada por la naturaleza. Un refugio y hogar de numerosos seres vivos. Era el bosque de la esperanza, donde uno puede comprobar la resiliencia de estas tierras y su verdadera naturaleza Verde, su fertilidad y abundancia, diferente de la imagen de campos de cereal desolados y deshidratados. Palencia era una zona conocida por sus manantiales, lagunas naturales, donde muchas aves pasaban estancias. Una tierra fértil conocida por sus deliciosas peras, manzanas y membrillos, y sus ricas huertas y hortalizas. Ahora es un secarral, las fuentes y manantiales han desaparecido. Desde que llegué, sentí que este lugar me había elegido de alguna manera, que tenía que protegerlo y cuidarlo. Que era un lugar de esperanza verde y de conciencia, para mí y para aquellos que hasta ahora la han visitado y me han ayudado con su cariño y trabajo a transformarlo. Pero hace unas semanas, llegó el progreso oculto de “verde”. Un proyecto subvencionado por los Fondos Next Generation para la” sostenibilidad” y la “protección del medio ambiente”: la creación de una “vía verde”. Una vía verde que ha destruido este bosque, en unas horas. 50 años de evolución y vida destruidas por un carril bici de 6 metros de ancho, ahora un cementerio de almendros en flor, olmos, chopos, alisos, escaramujos, plantas silvestres, y un largo etc. La destrucción de los nidos de muchas aves y posiblemente algunas de ellas. Primero llegó la rabia a visitarme, la incomprensión, el dolor. Luego la desesperación, el llanto y el miedo; después una profunda tristeza. Pero doy gracias a la práctica, que alumbra este camino y este proceso, que me ayuda a transitar la dimensión última, a querer ser abrazada por algo mayor, a querer mirar profundo dentro de mí y fuera, a mirar con compasión a aquellos que lo están haciendo, a comprender su ignorancia, sus puntos de vista y los míos, a sanar mi dolor, a coger fuerzas e impulso para ser la resistencia, a ver una pequeña estrella donde siento oscuridad. Quiero avanzar en este proyecto con el que llevamos 7 años, y digo “llevamos” porque comencé “sola” y ahora somos una familia, una sangha verde, compuesta de muchos seres, humanos, animales, plantas y minerales. Me dejo acariciar por las voces de los monásticos y monásticas cantando Praising the Buddha que escuché por primera vez en el retiro “Coming Back to Mother Earth” y ecología profunda al que asistí en septiembre de este año. Escucho Little Star, recién lanzada estos días al público. Namo Avalokistesvhara, leo líneas de un Canto de Amor a la Tierra y reflexiones sobre el Sutra del diamante del libro Zen and the Art of Saving the Planet. Camino conscientemente sintiendo este lugar sagrado para mí y para el Jardín Despierto. Lugar por el que durante 7 años hemos caminado conscientemente con la querida Sangha Arcoiris. Sé que quienes lo están destruyendo, no tienen la suerte de haber encontrado este camino aún. Quienes sufren la ilusión de separación, solo ven unos arbolitos sin importancia, sin papeles, sin derechos. Pido a la vida cada mañana que despertemos, que despierten, que seamos más, que la conciencia alumbre nuestros corazones antes de que sea demasiado tarde. Que yo sepa soltar y abrazar mis emociones difíciles, y que la práctica me dé cobijo …

Consumo Ético – Me comprometo a…

Queridos hermanos y hermanas, Compartimos una lista de todas aquellas cosas a las que podemos comprometernos después de este primer mes de profundización. Deseamos que resulte inspiradora para todos/as y ¡permanecemos abiertos a recibir nuevas propuestas! Después de observar el tema del Consumo Ético, me comprometo a…

Asociacionismo y Comunidad

Esta meditación guiada forma parte del Grupo de Profundización que hemos creado desde Madre Tierra Interser. Puedes ver aquí más información. Bienvenida, bienvenido, a la última meditación del grupo de profundización de la Madre Tierra. Al igual que en las meditaciones pasadas, te invito a adoptar una postura cómoda y estable. Puedes cerrar los ojos si eso te ayuda, o si lo prefieres déjalos abiertos. Toma conciencia de tu inspiración y de tu espiración. Nota como el cuerpo se mueve al compás, como las olas del mar. Puedes repetirte internamente “inspiro” y “espiro”. Te invito a tomar conciencia de tu cuerpo. Siente el apoyo que te da la Madre Tierra, concéntrate primero en los puntos de contacto con el suelo, y vete subiendo poco a poco sintiendo tus piernas, caderas, abdomen, espalda, pecho, brazos, cuello y cabeza. Si en algún punto sientes tensión, con la siguiente inspiración visualiza que envías una luz blanca a esa zona. Date cuenta de que no estás solo/sola. Al igual que la Madre Tierra te apoya, también hay personas en las que puedes apoyarte, empezando por tu sangha. Además tú puedes brindar tu presencia, compañía y apoyo a las personas que te rodean. Te invito ahora a profundizar en la interdependencia. Ningún ser podría sobrevivir aislado, necesitamos del medio ambiente y de otras personas para satisfacer nuestras necesidades vitales. Formamos parte de algo mayor que nuestra individualidad. Te invito a que examines los grupos o comunidades en que participas y te abras a reconocer qué te aportan, cómo nutren tu vida, y también si sientes dificultades para participar activamente en ellos. Solo reconócelo, no te critiques, y en la medida de lo posible agradece lo que estas relaciones aportan a tu vida. Ahora, si quieres, puedes dar un paso más poniendo tu visión en las semillas beneficiosas que te gustaría regar en tu comunidad. Podrían ser por ejemplo cultivar el habla amorosa, la paciencia, la generosidad, el cuidado de la Madre Tierra. Identifica alguna acción que podrías llevar a la práctica en este sentido y conecta con la alegría que supone el poder beneficiar a otros seres. Te invito ahora a sentir la alegría de estar viva/vivo en este momento. Siente de nuevo el apoyo de la Madre Tierra, que te da todo lo que necesitas para vivir, y la compañía de las personas que te acompañan en tu camino. Toma conciencia de como ya tienes todas las condiciones para ser feliz, aquí y ahora. Gracias por participar en este Grupo de Profundización de la Madre Tierra y por apoyarnos mutuamente en este camino de comprensión y amor.

Conocer y cuidar la vida

Esta meditación guiada forma parte del Grupo de Profundización que hemos creado desde Madre Tierra Interser. Puedes ver aquí más información. Bienvenida, bienvenido, a la meditación dedicada a conocer y cuidar la vida del grupo de profundización del equipo Madre Tierra. Toma asiento en tu zafú o en tu silla de manera que tu postura te permita estar relajada, relajado, y además mantener tu atención despierta durante el tiempo que dure la meditación. Para ello puede ayudarte, mantener tu espalda alineada con el cielo y la Tierra, tus hombros relajados, tu mentón ligeramente inclinado hacia el pecho y dibujar una suave sonrisa en tus labios para ofrecérsela a todo lo que está presente dentro y fuera de ti en este momento presente tal y como es. Te invito a unir mente y cuerpo en tu respiración con el sonido de la campana dejando que penetre a través de todas tus células hasta llegar a los lugares más remotos y oscuros de ti. Acompaño con mi atención al aire entrando en mi cuerpo, sin pretender cambiar su ritmo, observando su recorrido tal cual es, observo cómo el aire da la vuelta y comienza su camino de salida. Descanso en la suave orilla de mi respiración consciente. Inspiro consciente de mi inspiración, espiro consciente de mi espiración. Observo el espacio de mi corazón, llevo mis manos hacia él para sentir su calidez, sus amorosos latidos que impulsan la vida a cada célula de mi cuerpo. Inspiro calidez de mi corazón, espiro amorosos latidos impulsando la vida en mi cuerpo. Consciente de mi corazón observo cómo el amor brota con más fuerza atravesando las barreras de la piel, expandiéndose y acariciando con su dulzura y suavidad todo lo que se encuentra a mi alrededor. Inspiro consciente de mi corazón, espiro amor expandiéndose acariciando la vida. Tomo contacto con Madre Tierra sosteniéndome tal y como soy, con todo lo que hay en mí, siento su gravedad, su amor que me acoge y nutre. Relajo mi cuerpo liberando las tensiones, las dejo caer sobre Madre Tierra ofrendándoselas para que ella se encargue de transformarlas con su amor y sabiduría en compost sagrado que da vida. Inspiro consciente del amor de Madre Tierra sosteniéndome, espiro liberando tensiones, ofrendándolas a Madre Tierra. Llevo mi atención al corazón de Madre Tierra impulsando con sus latidos el amor que da la vida a millones de seres. Observo la vida que hay a mi alrededor, en mi casa, mi calle, mi barrio, mi pueblo, mi ciudad vibrando en perfecta conexión y colaboración con Madre Tierra. Sonrío sabiéndome parte de todos ellos. Inspiro Amor de Madre Tierra dando a luz a millones de seres en interconexión y colaboración, espiro sonriendo, yo soy una de ellos. Observo cómo los seres vivos, animales, plantas y minerales colaboran en sinergia amorosa nutriendo al ser de Madre Tierra, respondiendo al amor de la Madre con el amor de sus hijos. Me comprometo a sumar mi energía y amor a la de mis hermanos para proteger y nutrir a la madre de las madres. La joya más bonita de la galaxia. Inspiro seres vivos en sinergia nutriendo a Madre Tierra, espiro comprometiéndome a proteger y cuidarla junto a mis hermanos.