Carta 5: El cielo en la Tierra

«El cielo en la Tierra», es la quinta de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro budista zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com).

Paseo por el Jardín Botánico Histórico

Domingo por la mañana, domingo de Ramos. Un día agradable y soleado, fresco a primera hora. Ya de buena mañana un flujo de personas arriba y abajo, por la plaza de España y la montaña de Montjuïc, presagiaban que gozaríamos de un paseo con bastante compañía. Pero nuestro jardín es un jardín oculto, escondido, la mayoría de las personas que suben a la montaña pasan literalmente sobre él. Su lecho es una antigua cantera, en realidad dos. El jardín ocupa la más profunda y sombría, la masía y los huertos la más soleada. El paseo discurre en un descenso en espiral, que en lugar de conducirnos al infierno a través de todos los pecados, nos induce a penetrar en los misterios de la naturaleza a través de la observación y la vivencia de animales, plantas, caminos, muros, agua y aire…. Todo jardín es una invitación a la contemplación de la Naturaleza transformada en Arte. Un jardín ocupa un espacio que era otra cosa y fue humanizado con una intención estética, simbólica o científica. Algunos jardines son sobrios, sencillos, invitan a la interiorización, al recogimiento y al silencio. Otros jardines abundan en seres vivos, animados e inanimados: animales, plantas, agua, piedras…y nos inducen a la contemplación, a la reflexión y comprensión de las interacciones, las dependencias, las causas y los efectos. El Jardín Botánico Histórico de Barcelona es uno de estos jardines. En una zona muy transitada, visitada y gozada por lugareños y turistas como es la montaña de Montjuïc, uno de los pulmones verdes de la ciudad, se oculta en una de las antiguas canteras de cuyas entrañas se extrajo buena parte de la piedra que construyó Barcelona durante siglos. La profunda cicatriz consecuencia de la explotación, se cubrió, gracias a la condición impuesta por la propietaria que cedió los terrenos y la visión de botánicos y paisajistas, con una gran variedad de especies vegetales de diversas procedencias, familias y portes. Las especies, procedentes de distintos lugares de nuestra Madre Tierra, se acogen y conviven en armonía. El jardín está estructurado como una espiral descendente. Su entrada está oculta a la mirada desatenta, pero llama la atención de quien se deja guiar los pasos hacia lo invisible, lo escondido. A medida que descendemos, la sensación de entrar en un mundo ajeno al ajetreo urbano se hace más intensa, el aire se hace más húmedo, el ambiente más fresco, la luz más tenue, el silencio más presente… Las flores más coloridas nos reciben en la entrada y a medida que descendemos predomina el verde y las flores devienen más discretas. Algunas, humildes, se visten de tonos blancos o verdosos y las más vergonzosas se ocultan bajo el follaje. En la zona más profunda, desde una pequeña cascada discurre un pequeño curso de agua que se remansa en un pequeño estanque. Es el dominio de los seres de agua. Helechos y acuáticas conviven con anfibios, insectos y reflejan los majestuosos árboles que, imponentes, elevan sus troncos y copas en busca de la luz. Solidez de los árboles, frescura y claridad del agua, firmeza de las rocas…la mente se silencia y el corazón se expande. Caminando como sangha somos un mismo río movido por una misma intención, caminando en paz, observando y contemplando con profundo respeto, comprendiendo la relación profunda de todo con todo. Ascendemos de nuevo y como emergiendo de las profundidades de un lago, volvemos a la luz. Allí otro espacio nos llama e invita. Otro recorrido, también descendente pero más abierto y diáfano, nos conduce a percibir con todos los sentidos plantas de texturas, colores y aromas distintos. Bajamos hacia los huertos y nos alborozamos con las rúculas, habas, guisantes, espinacas, amapolas, romeros, melisas… ¡Somos un enjambre zumbador en movimiento! Y acabamos en una pradera soleada, sentadas en círculo, saboreando nuestra comida en compañía y silencio, pero no ajenas a la vida que bulle alrededor. Compartimos vivencias, sensaciones. Gozamos agradecidas de la experiencia, la compañía y la fraternidad. Àngela Romeu Diaz, Abril 2023

Carta 4: Tu estabilidad, paciencia e inclusividad

«Tu estabilidad, paciencia e inclusividad», es la cuarta de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro budista zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com).

El bosque de la esperanza

Querido Thay y querida Sangha. Mi nombre es Fátima Tamayo Ayarza, nacida y habitante en la tierra de Palencia. Hace ya casi 9 años, comencé con la práctica. Las palabras y la sabiduría de Thay alumbraron mi camino, y despertaron en mí una nueva forma de ver y comprender el mundo, y sobre todo de relacionarme con nuestra querida Madre Tierra. Yo siempre me había considerado una persona que amaba la naturaleza, especialmente la montaña y los bosques. Gracias a la práctica y a las palabras de Thay, comencé a enamorarme de verdad, a sentirla, a sentirme parte, a verla como mi verdadero hogar, y a quererla como a una Madre. Siento que hubo un gran cambio en mí, pasé de consumirla y usarla, a amarla profundamente. Neuropsicóloga de profesión, este proceso también despertó en mi la comprensión profunda de la relación directa e interdependiente entre el sufrimiento humano y la desconexión con nuestra querida Gaia. En mi regreso de India, donde el dolor hacia el sufrimiento de la Tierra aún me tocó más profundo, recuerdo ir al mirador de Autilla o también conocido como mirador de Tierra de Campos a meditar y encontrarme, ya que no sabía dónde ir ni qué hacer en aquel momento de mi vida. Para describir la imagen del paisaje, son 80 km de tierras de cultivo, principalmente trigo y cereal, donde uno puede contar con los dedos de las manos el número de árboles que hay, hasta llegar a la hermosa Montaña Palentina. Nunca lo había sentido así, nunca había sentido tanto el dolor y el daño causado en estas tierras, en mi tierra. Una parte del planeta que ha sido deforestada y maltratada durante siglos. Ahí, entendí mi “misión”, mi aspiración profunda de cuidar de este rincón del mundo. Recuerdo esos años donde recorría pueblos castellanos, impartiendo cursos y talleres de neuroeducación y mindfulness en escuelas, mi corazón lloraba por las desoladoras imágenes que esas carreteras brindaban a mis ojos, el desastre natural de la agricultura industrializada, del maltrato a la Tierra, de la explotación y el abuso sin pausa, sin corazón ni conciencia. Despertó en mí el deseo profundo de hacer algo, de ser ese cambio que quería ver, de sanar mi relación con ella, agradecer sus maravillas abundantes, y compartir con otros ese sentir. Y la Vida me regaló un trocito de Tierra a quien cuidar, a quien agradecer todo lo que me da, el Jardín Despierto. Una hectárea y media que reforestar, reverdecer, regenerar, sanar. Todo un camino de interser, donde me he visto a mí reflejada, donde cada día aprendo y crezco. Un ser vivo en forma de “Jardín”. Al lado de la finca, había un bosquecito, hermoso y frondoso, una antigua vía de tren conquistada por la naturaleza. Un refugio y hogar de numerosos seres vivos. Era el bosque de la esperanza, donde uno puede comprobar la resiliencia de estas tierras y su verdadera naturaleza Verde, su fertilidad y abundancia, diferente de la imagen de campos de cereal desolados y deshidratados. Palencia era una zona conocida por sus manantiales, lagunas naturales, donde muchas aves pasaban estancias. Una tierra fértil conocida por sus deliciosas peras, manzanas y membrillos, y sus ricas huertas y hortalizas. Ahora es un secarral, las fuentes y manantiales han desaparecido. Desde que llegué, sentí que este lugar me había elegido de alguna manera, que tenía que protegerlo y cuidarlo. Que era un lugar de esperanza verde y de conciencia, para mí y para aquellos que hasta ahora la han visitado y me han ayudado con su cariño y trabajo a transformarlo. Pero hace unas semanas, llegó el progreso oculto de “verde”. Un proyecto subvencionado por los Fondos Next Generation para la” sostenibilidad” y la “protección del medio ambiente”: la creación de una “vía verde”. Una vía verde que ha destruido este bosque, en unas horas. 50 años de evolución y vida destruidas por un carril bici de 6 metros de ancho, ahora un cementerio de almendros en flor, olmos, chopos, alisos, escaramujos, plantas silvestres, y un largo etc. La destrucción de los nidos de muchas aves y posiblemente algunas de ellas. Primero llegó la rabia a visitarme, la incomprensión, el dolor. Luego la desesperación, el llanto y el miedo; después una profunda tristeza. Pero doy gracias a la práctica, que alumbra este camino y este proceso, que me ayuda a transitar la dimensión última, a querer ser abrazada por algo mayor, a querer mirar profundo dentro de mí y fuera, a mirar con compasión a aquellos que lo están haciendo, a comprender su ignorancia, sus puntos de vista y los míos, a sanar mi dolor, a coger fuerzas e impulso para ser la resistencia, a ver una pequeña estrella donde siento oscuridad. Quiero avanzar en este proyecto con el que llevamos 7 años, y digo “llevamos” porque comencé “sola” y ahora somos una familia, una sangha verde, compuesta de muchos seres, humanos, animales, plantas y minerales. Me dejo acariciar por las voces de los monásticos y monásticas cantando Praising the Buddha que escuché por primera vez en el retiro “Coming Back to Mother Earth” y ecología profunda al que asistí en septiembre de este año. Escucho Little Star, recién lanzada estos días al público. Namo Avalokistesvhara, leo líneas de un Canto de Amor a la Tierra y reflexiones sobre el Sutra del diamante del libro Zen and the Art of Saving the Planet. Camino conscientemente sintiendo este lugar sagrado para mí y para el Jardín Despierto. Lugar por el que durante 7 años hemos caminado conscientemente con la querida Sangha Arcoiris. Sé que quienes lo están destruyendo, no tienen la suerte de haber encontrado este camino aún. Quienes sufren la ilusión de separación, solo ven unos arbolitos sin importancia, sin papeles, sin derechos. Pido a la vida cada mañana que despertemos, que despierten, que seamos más, que la conciencia alumbre nuestros corazones antes de que sea demasiado tarde. Que yo sepa soltar y abrazar mis emociones difíciles, y que la práctica me dé cobijo …

Carta 3: Caminando tiernamente por la madre Tierra

«Caminando tiernamente por la madre Tierra», es la tercera de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com).

«¿Cómo han cambiado las enseñanzas de Thay tu forma de cuidar de la Tierra?»

Los/as integrantes del Equipo de Madre Tierra, compartimos nuestra vivencia individual de las enseñanzas de Thay y el interser con relación al cuidado de la tierra y el contacto con la naturaleza. «Lo que miro soy yo mismo. Cada vez que toco profundamente tu maravillosa realidad, querida Madre Tierra, soy capaz de percibir esta afirmación.»Metiendo mis manos en tus entrañas, al acompañar tu proceso creativo, ahí, puedo ser consciente de la inmensa vastedad que difumina todo límite.Sentado a la luz de la mañana, al contemplar el frío del invierno, reposando sobre la huerta. Caminando entre los bosques y admirando el sol, acostándose en la inmensidad del océano. En el silencio sagrado de las estrellas y descansando bajo la luz de la luna. Solo ahí, en ese mismo instante, puedo comprender y experimentar, esta enigmática palabra: “Interser”.Un día llegaste a mis oídos, y ahora puedo sentirte latir en mí mismo, abriéndome a una realidad tan íntima como inmensa, tan conocida como oculta. Puedo sentir que he llegado, que estoy en casa, reposando, en lo que yo mismo inter-soy.Gracias querido Thay y querida Madre Tierra, por abrirme la visión a esta maravillosa realidad. Jorge Costas Esta forma de tratar el cultivo de la tierra ha sido un proceso progresivo de practicar la comprensión del Interser, proporcionado por la plena consciencia y el cuidado de la vida de todos los seres. Al cultivar la huerta, respeto todas las plantas y los animales que me encuentro, intento que haya un cierto equilibrio y pueda comer de sus verduras.Para ello observo con detenimiento y cultivo las plantas más resistentes y mejor adaptadas al lugar, escuchando la experiencia de l@s hortelan@s de la zona, tratando de recibir su sabiduría y aprender sus costumbres.La huerta que cuido, a simple vista, puede parecer caótica, se ven hierbas no comestibles junto a las acelgas, borrajas, apios, escarolas, ajos, cebollas, etc. todas entremezcladas. Se pueden ver salteadas por el espacio, algunas acelgas, borrajas, apios, etc.. Que han crecido espontáneamente, sin ser sembradas. Cuando las plantas acaban su ciclo, recojo las semillas y las esparzo por la huerta, y pienso “a ver qué pasa”, alguna de ellas crecerá y será mi alimento.Entonces, al cavar la tierra, observo con suma atención todas las plantas, reconociendo las comestibles de las no comestibles y decido cuáles puedo dejar crecer ahí donde están y cuáles tengo que retirar para dejar espacio para otras plantas. Nunca uso el apelativo de “malas hierbas”, me parece despectivo y una visión estrecha de la realidad del interser.De esta forma, para mí cultivar la huerta es una fuente de alegría y de aprendizaje continuo, aceptando la presencia de todos los seres, respetando su vida si está en mi mano y uniéndome así a la tierra. Luis del Val Comenzamos año y es un buen momento para recordar las cosas importantes.Veo el jardín desde la terraza y un gorrión posado en las ramas desnudas del lilo. El sol entra por las ventanas y templa la casa y da luz a las habitaciones. Abro el agua y mana caliente procedente de los paneles solares. Voy a por la leña para la estufita que calentará el salón al atardecer. Es algo cotidiano y a veces se nos olvida que todo y todos provenimos de la Madre Tierra, que inter-somos con ella. Los alimentos que tomamos, también aquellos procesados, proceden de la naturaleza. La ropa con la que nos cubrimos, incluso la sintética, en última instancia procede de petróleo que ha sido fruto de un largo proceso natural de transformación de sedimentos, al igual que el gas con el que nos calentamos. También nosotros y nosotras somos parte de la Madre Tierra, aunque a veces nos olvidamos y no la tratamos con el respeto que se merece. Veo en mí el agua, el sol, la tierra, el fuego, el aire… y también puedo verlos en ti. Aprovechemos el año que comienza para mirar más profundamente y ver reflejado en todo y en todos a la naturaleza que nos da la vida. Bendita sea la interdependencia y el interser. Mar Asunción Higueras Siendo adolescente colaboraba con un grupo ecologista local. En esta asociación se organizaban eventos educativos, se escribían artículos de prensa o se pleiteaba con el ayuntamiento por algún vertido ilegal. En aquel momento, mi visión de la ecología era muy diferente. Creía que las acciones individuales no valían de nada, y que debían ser las empresas y políticos los que solucionasen los problemas del medio ambiente.Thay, su enseñanza sobre el Interser, y la práctica de la atención plena en mi vida diaria, me han enseñado que, con mi forma de vivir, es mucho lo que puedo hacer para proteger el planeta. Antes, el foco de mi visión estaba fuera, y luego se movió hacia adentro; ahora, aprendo día a día a contemplar la ecología como una totalidad, sin un “fuera”, y sin un “dentro”.Continúo descubriendo nuevas formas de cuidar y proteger el planeta, desde lo pequeño, lo que parece insignificante, cambiando así mi forma de vivir y de relacionarme con la Vida. Como paradoja, me encuentro que cuanto más perfilo mi ecologismo de la vida diaria (cultivar un huerto, comprar de segunda mano, ¡usar un váter seco!), más fortaleza siento para impulsar y tomar parte de un activismo global. Alba Iglesias Las enseñanzas de nuestro maestro Thay y la práctica diaria me ha ayudado a percibir el mundo de forma diferente. El interser toma vida, y percibes la esencia de todos los seres. Ese sentimiento de hermandad y armonía que brota con todos ellos, desde la brizna de hierba hasta la montaña, es algo nuevo.Desde esa percepción la acción se vuelve clara. El cuidado de nuestro entorno y el nuestro propio supone una misma intención, y así la relación con la Madre Tierra se vuelve algo muy íntimo. Todo nos une, y desde ahí, el movimiento que surge es compasivo con uno mismo y amoroso con el entorno. De repente es como si el pensamiento o la acción correcta brotasen naturalmente en esa …

Lo que consumimos

Nuestra vida transcurre en medio de un consumo constante. Consumimos películas que evocan en nosotros emociones; viajes en avión que nos transportan a otros lugares; conversaciones que determinan nuestros pensamientos y aspiración vital; suculentos platos que nos llenan de colores, olores y sabores. Consumimos, consciente o inconscientemente, multitud de alimentos en forma de estímulos, palabras, sensaciones… que se integran en nosotros/as y que, día a día, van conformando lo que somos. Nuestra forma de pensar, de hablar o de actuar en este preciso instante está condicionada por algo que hemos oído en la radio ayer o que hemos leído en un libro hace veinte años. También las experiencias y circunstancias de nuestros ancestros están presentes en cada uno de nuestros gestos. “¿Qué estoy consumiendo?”, es una pregunta revolucionara. Dicho de otra forma: ¿cuál es el futuro posible para mis hijas y nietos con mis decisiones del presente? La clave es el consumo consciente. Con nuestras elecciones podemos moldear y transformar la vida. A través de nuestro consumo podemos decidir qué proyectos, iniciativas o formas de vida apoyar; descubrimos si con nuestras acciones estamos protegiendo o destruyendo el planeta. Conscientes del interser en lo que consumimos descubrimos que podemos transformar el mundo. Para el próximo domingo 18 de diciembre os proponemos una mañana de plena consciencia, junto con la Sangha en la Nube. Estará con nosotros nuestro hermano, Luis del Val, maestro del Dharma, para ofrecernos una charla que nos ayude a reflexionar sobre el modo en que consumimos habitualmente y durante las fiestas navideñas, y cómo podemos contribuir a hacer un consumo más sostenible y respetuoso con la Madre Tierra. 09:55 Acogida Llegamos con holgura para relajarnos y calmarnos antes de comenzar nuestra mañana de atención plena 10:00 Meditación sentada Disfrutaremos de una meditación guiada, sentada 10:30 Charla del Dharma e Introducción al Grupo de Profundización Nuestro querido hermano y Maestro del Dharma, Luis del Val, nos ofrecerá una charla inspiradora sobre el consumo e introducirá el Grupo de Profundización de Madre Tierra (que comenzará en enero de 2023) 11:00 Tocar la Tierra Hacemos algunas postraciones que nos conecten con nuestros ancestros familiares y espirituales y renueven nuestra aspiración con la Madre Tierra Meditación de la fruta y Silencio Breve meditación para observar profundamente el Interser en una fruta de temporada de nuestra elección seguido de unos minutos de silencio 11:30 Compartir del Dharma Tiempo para compartir nuestra experiencia 12:00 Cantos y despedida Gratitud y sonrisas 12:10 Meditación caminando Tras una breve introducción tendremos la oportunidad de salir a meditar caminando, fuera de pantalla😊 Te recomendamos que te conectes a las 09:50 h por si se presentan dificultades para la conexión. Empezaremos a las 10 h y terminaremos a las 12:10 aproximadamente. Durante la meditación guiada mantendremos la sala cerrada para evitar distracciones; si llegases durante este rato de meditación puedes respirar en la sala de espera, y en cuanto termine la meditación guiada te daremos paso para que puedas unirte al resto de las prácticas. El enlace para el encuentro es el siguiente: https://us05web.zoom.us/j/87012536047?pwd=dHh0U1R5R0FBTkhMVkNNK2ZVL05mUT09 Contraseña: b33mK8 Id de reunión: 870 1253 6047 Recibe un abrazo consciente, desde la Sangha en la Nube y el grupo Madre Tierra.

Carta 2: Tu maravilla, belleza y creatividad

«Tu maravilla, belleza y creatividad», es la segunda de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com).

Carta 1: Querida Madre de todas las cosas

«Querida Madre de todas las cosas», es la primera de diez cartas de amor a la Madre Tierra, escritas por el maestro zen Thich Nhat Hanh y recogidas en el libro «Un canto de amor a la Tierra». Vídeo realizado por el equipo Madre Tierra Interser (https://madretierrainterser.org), cuya finalidad es difundir la práctica de la atención plena a través de la ecología y la espiritualidad. Este proyecto está integrado dentro de la Comunidad Budista del Interser (https://tnhspain.com). Las imágenes y vídeos fueron tomados en Nigrán y Gondomar (Galicia, Pontevedra – España)

Día de plena consciencia con la Madre Tierra

Cada día la Madre Tierra nos regala todo lo que necesitamos para vivir, pero normalmente no somos conscientes. Nuestros pies caminan apoyándose en la Tierra mientras nuestra mente está en otro lugar. Os queremos invitar allá donde estéis a dedicar un día juntos a honrar el milagro de la vida, reconectándonos con nosotros y nosotras mismas, y  con todos los seres que formamos este hermoso planeta. El pasado curso un grupo de practicantes nos unimos para profundizar en la relación que manteníamos con la Madre Tierra, reflexionando y tomando decisiones sobre temas como la energía, el transporte, la alimentación, el modo de vida, el cuidado de la vida… Fue un bonito viaje en el que nos apoyamos unas personas a otras en nuestro camino individual, inspirándonos en la energía colectiva de la Sangha. Como colofón celebramos un día de plena conciencia online, ya que las personas que formábamos el grupo proveníamos de distintos lugares. Y salió estupendamente, todas las personas manifestamos nuestra satisfacción de habernos podido sumergir en las distintas actividades, cada cual desde su casa y manteniendo al tiempo el espíritu de grupo. También comentamos el gran aporte de energía que habíamos recibido, y esto nos motivó a querer extenderlo a más personas. Desde el equipo Madre Tierra os invitamos a iniciar el nuevo curso uniéndonos el día 2 de octubre, entre las 10:00 y las 17:00 h para celebrar la vida en plena conciencia. Compartiremos meditación sentada, charla del Dharma, meditación de la fruta, meditación caminando, tocar la Tierra, relajación profunda y compartir del Dharma. También presentaremos la nueva edición del grupo de profundización “Hacia una visión profunda del Interser con la Madre Tierra”. Si estáis interesadas o interesados en asistir a este día de plena consciencia podéis escribirnos a: madretierra.cbi@gmail.com ¡¡Os esperamos!! Con cariño, Equipo Madre Tierra