Escoge un espacio por el que pases regularmente, como un parque, el camino donde paseas o haces deporte, el trayecto hasta tu trabajo, la huerta que cultivas… Y, ahí, elige un lugar en el que puedas detenerte unos minutos a contemplar lo que sucede. Toma este acto como un hábito de pausa, descanso y contemplación.
- Entra en contacto con la experiencia sensorial que te ofrece ese espacio: los colores, las texturas, los diferentes olores, los sonidos, los sabores (¡atrévete a probar!).
- Puedes observar el color de las hojas, escucha el sonido de la brisa o de los pájaros, acaricia la corteza de algún árbol o las plantas del suelo, las piedras del suelo. Siente el contacto del suelo en tus pies. Huele el aire y el aroma de las flores, el frescor del rocío o la sequedad del aire.
Este proceso puede durar tan solo unas pocas respiraciones, depende del tiempo que tengas disponible.
- Déjate maravillar por lo que se está manifestando en el lugar, potenciando una actitud de curiosidad, y siente gratitud por todo el despliegue de sensaciones y por el hecho inefable de estar vivo y plenamente consciente.
- Observa también cómo la mente tiende a vagabundear yéndose a otros temas que están activos en un segundo plano de tu conciencia y que empujan para hacerse conscientes, por ejemplo: el sitio al cual vas y lo que tienes que hacer allí, alguna preocupación latente, alguna emoción o sentimiento que reclama tu atención… Sé consciente de ello sin rechazarlo ni juzgarte y vuelve suavemente a tu respiración y al sitio en el que estás.
Vuelve a entrar en contacto con la vida que se está manifestando.
- Observa los cambios sucedidos desde la última vez que estuviste en ese lugar: los nuevos brotes en el árbol y las plantas, la caída de hojas y plantas que han producido las semillas y se están secando, la aparición de un hormiguero…
- Observa cómo todo está cambiando, a veces de forma sutil y lenta, y cómo surgen nuevas manifestaciones y decaen otras.
- Finalmente, agradece el cambio y la impermanencia de todo lo que nos rodea y también el hecho de poder experimentar estos instantes únicos e irrepetibles.