Queridos hermanos y hermanas,
A continuación compartimos reflexiones de algunos miembros del Equipo Madre Tierra y participantes del Grupo de Profundización, con el deseo de que resulten inspiradoras para todos y todas:
Cada vez se vuelve más real, más completa, la percepción de que cuidarme a mí es cuidar del planeta, y cuidar del planeta es cuidarme a mí misma, a mis amigos y familia, a mi hija. Siento muy profundo que esta es la herencia más valiosa que puedo dejar, un lugar sano y hermoso en el que vivir: la oportunidad de que otras personas puedan seguir experimentando la belleza de nuestra Madre Tierra.
Observar la naturaleza, las montañas, los árboles, la lluvia… desde la visión del interser, hace que mi miedo se reduzca, que las cosas banales y mundanas que parecían muy importantes dejen de serlo y que se manifieste una especie de confianza en la sencillez, en que existe una salida muy sencilla a la situación climática (social, económica, política…) actual. Cada día veo con más claridad que esa salida pasa por volver a la tierra, al contacto, a la relación, a la simbiosis con la Madre Tierra.
Cuanto más me sumerjo en la naturaleza, cuanto más interactúo con ella, más parte de ella me reconozco. Poco a poco se va borrando esa línea entre ella y yo, entre mi interés y el suyo… quedando solo una especie de, simplemente, Ser.
Alba Iglesias
Me cuesta poner palabras a la reflexión de este tema. «Conocer y cuidar la vida» ha sido desde siempre mi misión vital. A lo que he dedicado mis estudios, trabajo y a lo que dedico mis días actualmente. No sé verme separada del vínculo amoroso que comparto con la madre Tierra. No solo me gusta conocerla y cuidarla cada vez más, sino que siento que ella me conoce y me cuida de una forma muy sanadora para mí. Con dulzura, respeto, compasión y sin juzgar. Así quiero que se sienta todo ser en este planeta. Sea animal, vegetal, humano, hongo, bacteria, protista… No importa. Deseo que todo el mundo pueda sentirse cuidado por esta maravillosa presencia y descansar en su brisa, sus flores, sus verdes campos, su trinar temprano… como un niño/a que se sabe querido y no tiene nada que temer.
Eva Dallarés
Siento enorme gratitud de poder estar en contacto con tantas formas de vida cada día: minerales, vegetales, animales…e incluso algún ser humano. Poder cultivar la Tierra de forma ecológica y consciente, me lleva a observar, sentir y nutrirme de las diversas formas de vida. Me ofrece paz, alegría y un sentimiento de comunión. También me da la oportunidad de reconocer su individualidad y acompañarlas con inmensa gratitud y admiración.
Todo esto, me guía a tomar consciencia poco a poco de la responsabilidad de cada paso que doy en ese hermoso planeta, a través de mis acciones, pensamientos y palabras. A cultivar las formas refinadas, el cuidado bondadoso en cada huella que dejo sobre la Tierra. Soy consciente de la exigencia que conlleva para mí, ser plenamente consciente de toda forma de vida y a la vez, la liberación que me produce saber que la vida, en todas sus formas y yo, intersomos.
Jorge Costas