Caminando desde la desesperación hacia la esperanza

En 2015, los líderes mundiales se reunieron en París y acordaron que limitaríamos nuestras emisiones de carbono y alcanzaríamos el nivel cero. Que nos mantendríamos por debajo de 1,5 grados más que los niveles preindustriales. Un grado y medio se convirtió en el número mágico. Si mantuviéramos las temperaturas globales por debajo de este nivel estaríamos a salvo; si no, morirían millones de personas.

Yo llevaba años involucrado en el movimiento climático. Pero, cuando en 2018 el director científico hizo un llamamiento público: «sólo tenemos 5 años para darle la vuelta a esto», y para hacer las reducciones de emisiones de carbono necesarias para mantenernos dentro del límite en el que el daño no sería catastrófico, me volví muy activo. Creé una asociación para presionar en mi distrito; me convertí en administrador de mi organización ecologista local; me uní a todas las protestas en Londres, Bristol, Cornualles y Glasgow; y hablé sin parar con mi familia, mis amigos y con quienquiera que me encontrara.

Pero las emisiones no disminuyeron lo suficiente. Aunque todos sabíamos lo que estaba pasando, los líderes mundiales siguieron como antes y la Tierra se calentó más. A principios de este año (2024), la temperatura media del planeta alcanzó 1,5 grados Celsius por encima del nivel preindustrial durante 12 meses seguidos.

Sentí que nosotros ….yo… habíamos fracasado.

Luego en mayo enfermé, y tres meses después seguía enfermo. Estaba desesperado. En Inglaterra habían estallado disturbios raciales. El mundo estaba cada vez más dividido y desgarrado por los conflictos; el futuro parecía terrible. Perdí toda esperanza.

Sabía que necesitaba una perspectiva espiritual. Necesitaba ir a un retiro y tener apoyo para afrontarlo. Entonces llegó a mi bandeja de entrada un correo electrónico de la sangha española que anunciaba un retiro caminante en el Camino Portugués con tres monásticos de Plum Village.

Me apunté; y pasé las tres semanas siguientes haciendo todo lo que pude para ponerme lo suficientemente bien para caminar. Tenía muchas ganas de ir, pero no mejoraba. Desesperado, el día en que debía viajar, envié un mensaje de texto a la organizadora y le dije que no me encontraba lo bastante bien para caminar. Me contestó: «si realmente quieres venir, ven. Tenemos una furgoneta de apoyo y puedes viajar en ella».

Esta fue mi primera lección: CONFIANZA. Así que salí de mi zona de confort, me alejé caminando por el acantilado de mi vida familiar, y me mantuve.

Se dice que el Camino de Santiago es una metáfora de la vida… y para mí lo fue. ¡Había tantas enseñanzas en él, tanto de los monjes como de la vida!

La más importante fue DEJAR IR. En primer lugar, cuando empezó el retiro y me di cuenta de que podía caminar y seguir el ritmo de los demás, tuve que dejar ir mis ideas sobre mi salud.

Luego debía practicar el dejar ir la «mente pensante», y dentro de ésta mis puntos de vista y opiniones de cómo deberían ser las cosas. Estas opiniones eran las que llenaban mi mente mientras caminaba.

Tenía ideas sobre cómo debía meditar; a medida que las abandonaba mi mente se volvía más espaciosa.

Luego, cómo debían ser los retiros. Los monjes decían que debíamos estar en silencio; pero luego hablaban todo el tiempo. Así que me molesté, hasta que lo dejé.

También, mis ideas sobre cómo deberíamos recorrer el camino. Lo había hecho antes y descubrí que tenía opiniones fijas sobre cómo deberíamos hacerlo. Deberíamos empezar temprano, caminar deprisa y llegar pronto al albergue, para poder descansar y lavar la ropa, lista para el día siguiente. Empezábamos tarde y después de caminar un par de horas parábamos a tomar un café. Siempre llegábamos «tarde». Pero nos habían preparado la cena y había una lavadora con secadora.

Finalmente, tuve ideas sobre cómo me gustaba caminar. Mi ritmo es rápido y sólo me siento cómodo a ese ritmo. Así que caminaba al frente y el grupo se alargaba más de un kilómetro y yo me sentía impaciente. Entonces un día decidí caminar con la persona más lenta del grupo. Me sentí mucho más alegre caminando a este nuevo ritmo, y el grupo se extendió más de 100 metros, y me sentí mucho más en armonía.

Con cada una de las ideas que soltaba, sentía que mi corazón se expandía de alegría y gratitud. Mis ideas sobre cómo deberían ser las cosas era lo que me estaba causando sufrimiento.

¿Y qué hay de la desesperación, de mis pensamientos sobre lo que estaba ocurriendo con el clima, el medio ambiente y la creciente división de la sociedad?

Mientras caminaba, y miraba y sentía, abandoné mis pensamientos y tomé conciencia del mundo que me rodeaba. Vi que formaba parte de una corriente interminable de peregrinos que recorrían el mismo camino, y que éramos una sucesión de peregrinos que han estado recorriendo este camino durante mil años. Y, mientras caminábamos, nos vigilaban las colinas de granito de Galicia que llevan allí un millón de años.

Es difícil expresarlo con palabras, pero me sentí sostenido por la tierra. Como dijo una vez un nativo americano «La diferencia entre vosotros los blancos y nosotros es que vosotros pensáis que el alma está en el cuerpo; pero nosotros sabemos que el cuerpo está en el alma». Mientras descanso en el alma de la Madre Tierra, el sentimiento es de alegría, amor y gratitud.

Sí, hay destrucción medioambiental, hay un aumento de la temperatura, hay y habrá una gran destrucción de la vida humana y no humana; pero ¿sé lo que vendrá después? Sólo mis ideas, y como dijo Thay: «¿Estoy seguro?».

Y de todas formas no puedo cambiarlo.

Pero lo que sí puedo cambiar es cómo soy mientras vivo ahora en este mundo impermanente. Puedo elegir entre vivir en el miedo y la ira, o volver a relajarme en el gran amor y soporte que siento por parte de la madre tierra. Y, al sentir ese amor, puedo transmitirlo en cómo me relaciono con cada momento precioso y cada persona preciosa que conozco. Thay dijo que esto es lo que se necesita para salvarnos a nosotros mismos y al planeta. Suena descabellado… Pero «¿estoy seguro?»

Nick Cape

(Texto original disponible en Plum Village UK https://plumvillage.uk/walking-from-despair-to-hope/)